III
Accesorios femeninos
Dicen
del soutien que es la prenda femenina más sofisticada. Pero se equivocan. Cualquier
hombre, hasta el más vulgar y prosaico de ellos, supera ampliamente en sofisticación al
más complejo de los soutienes.
IV
Órdenes alimenticios
Órdenes alimenticios
Si la humanidad entera se convirtiera a los saludables
hábitos vegetarianos y veganos, su propia carne se haría tentadoramente
apetecible, y el acecho de los animales carnívoros se volvería un peligro
creciente (por no mencionar a la menos civilizada amenaza del canibalismo).
¿Podría ser que los primitivos homínidos
carnívoros, hayan tomado ventaja en la supervivencia, con respecto a sus pares
frutívoros, justamente por sus tóxicos hábitos alimenticios, que desalentaban y
ahuyentaban a sus predadores?
V
¿Qué sabe la verdad sobre el futuro?
¿Qué sabe la verdad sobre el futuro?
Mientras que los
aficionados a la verdad y los posicionados en el realismo se dedican a hacer un
inventario, los imaginadores se dedican a aumentar ese inventario: porque en
sus visualizaciones está el primer paso para la construcción de nuevas
realidades y de verdades futuras.
Una intuición
instrumentalista me advierte que no existe ningún fondo y todo sería una red
infinita de significantes; mientras que unas pequeñas revelaciones epifánicas
borbotean de a ratos la sentencia opuesta (especialmente en algunos cruces de
miradas, que se dan entre un sueño y otro con frecuencias indescifrablemente
irregulares, pero también en chispazos de luz espontáneos ocurridos entre una
vigilia y otra).
En una época de revisionismo histórico-cultural, en la cual haber nacido varón pareciera ser políticamente incorrecto e indigno, afectando la sensibilidad de los gentilhombres que se sienten microagredidos por estos nuevos imaginarios sociales, ¿por qué no complejizar los conceptos para aumentar la comprensión de los hechos, en pos de la paz y el entendimiento mutuo?
La propuesta para ser considerada en los simposios feministas es reasignar el término ‘machismo’ para designar al sistema patriarcal de roles tradicionales de género en su totalidad, mientras que a los abusos de ese sistema se le asignaría el nuevo término de ‘machocentrismo’, entendido como: la parte opresiva del sistema machista, es decir, cuando la centralidad del machismo se impone y se vuelve excluyente, injusta y negativa (o lo que antes era entendido como ‘machismo’).
De esta manera toda la negatividad que cargaba ‘lo macho’, aunque más no sea por contaminación con el ‘ismo’, pasa a depositarse en una caracterización: ‘lo céntrico’, del mismo modo que la palabra ‘etnocentrismo’ deriva la negatividad al carácter céntrico de una etnia en particular pero sin negativizar al resto de las etnias ni a lo étnico en sí mismo.
Se habría operado entonces un reacomodamiento topológico-conceptual: de todo el ‘machismo’ en su conjunto, sólo una parte: el machismo opresivo denominado ‘machocentrismo’ sería negativo y repudiable. De esta manera queda neutralizado axiológicamente el concepto de ‘macho/hombre’, para tranquilidad de las damiselas y de los caballeros.*
* Puede analizarse también la conveniencia de aplicar la misma modalidad metodológica para el concepto de ‘sexismo’, dejando esa denominación para referirse a las manifestaciones de las sexualidades, con connotación neutral; e incorporando el término ‘sexocentrismo’, con connotación negativa, para los casos en que esas manifestaciones se tornan centralistas, opresivas y repudiables; para tranquilidad de quienes aboguen por la libre expresión del erotismo, y de la sociedad en general.
Para el individuo de pensamientos racistas (como para cualquier fóbico), los despreciables (sus odiados) son personas tóxicas, por ser causantes de perturbaciones psíquicas que le provocan malestar; y es entonces que le recomiendan evitar su cercanía y minimizar las posibilidades de contacto.
Como si el malestar pudiera surgir de agentes externos y no de sus propios prejuicios. Como si no tuviera que cuestionar sus creencias nocivas, sino tratar de evitar sus consecuencias.
Cierto día unos discípulos, preocupados por los problemas que traían aparejados los extensos períodos de sequía, fueron a consultar a su Maestro, con la pregunta de cuál podría ser una manera efectiva de convocar a la lluvia.
“Ciertamente –respondió el Maestro–
VI
in/Trascendencia
in/Trascendencia
VII
Propuesta decente
En una época de revisionismo histórico-cultural, en la cual haber nacido varón pareciera ser políticamente incorrecto e indigno, afectando la sensibilidad de los gentilhombres que se sienten microagredidos por estos nuevos imaginarios sociales, ¿por qué no complejizar los conceptos para aumentar la comprensión de los hechos, en pos de la paz y el entendimiento mutuo?
La propuesta para ser considerada en los simposios feministas es reasignar el término ‘machismo’ para designar al sistema patriarcal de roles tradicionales de género en su totalidad, mientras que a los abusos de ese sistema se le asignaría el nuevo término de ‘machocentrismo’, entendido como: la parte opresiva del sistema machista, es decir, cuando la centralidad del machismo se impone y se vuelve excluyente, injusta y negativa (o lo que antes era entendido como ‘machismo’).
De esta manera toda la negatividad que cargaba ‘lo macho’, aunque más no sea por contaminación con el ‘ismo’, pasa a depositarse en una caracterización: ‘lo céntrico’, del mismo modo que la palabra ‘etnocentrismo’ deriva la negatividad al carácter céntrico de una etnia en particular pero sin negativizar al resto de las etnias ni a lo étnico en sí mismo.
Se habría operado entonces un reacomodamiento topológico-conceptual: de todo el ‘machismo’ en su conjunto, sólo una parte: el machismo opresivo denominado ‘machocentrismo’ sería negativo y repudiable. De esta manera queda neutralizado axiológicamente el concepto de ‘macho/hombre’, para tranquilidad de las damiselas y de los caballeros.*
* Puede analizarse también la conveniencia de aplicar la misma modalidad metodológica para el concepto de ‘sexismo’, dejando esa denominación para referirse a las manifestaciones de las sexualidades, con connotación neutral; e incorporando el término ‘sexocentrismo’, con connotación negativa, para los casos en que esas manifestaciones se tornan centralistas, opresivas y repudiables; para tranquilidad de quienes aboguen por la libre expresión del erotismo, y de la sociedad en general.
VIII
I see toxic people
Para el individuo de pensamientos racistas (como para cualquier fóbico), los despreciables (sus odiados) son personas tóxicas, por ser causantes de perturbaciones psíquicas que le provocan malestar; y es entonces que le recomiendan evitar su cercanía y minimizar las posibilidades de contacto.
Como si el malestar pudiera surgir de agentes externos y no de sus propios prejuicios. Como si no tuviera que cuestionar sus creencias nocivas, sino tratar de evitar sus consecuencias.
IX
El método infalible
Cierto día unos discípulos, preocupados por los problemas que traían aparejados los extensos períodos de sequía, fueron a consultar a su Maestro, con la pregunta de cuál podría ser una manera efectiva de convocar a la lluvia.
El
Maestro los escuchó con atención y posteriormente les dijo:
“Para provocar las lluvias existe un método infalible y es el siguiente:
“Para provocar las lluvias existe un método infalible y es el siguiente:
deben rezar pidiendo por
la lluvia, con mucha fe y esperanza, y luego deben esperar.
Rezar y esperar…
rezar y esperar…
y en algún momento, tarde o temprano, la lluvia llegará”.*
“Pero Maestro… –objetó uno de los discípulos–
“Pero Maestro… –objetó uno de los discípulos–
si no rezamos pidiendo por la lluvia, también va a llegar en algún
momento”.
“Ciertamente –respondió el Maestro–
pues si no rezas, alguien más
estará rezando en tu lugar”.
* Los autoproclamados racionalistas rechazan el pensamiento mágico (desconociendo los efectos de la Magia) pero utilizan el mismo método bajo otra denominación, cambiando esas palabras por: ‘confianza’ y ‘paciencia’.
* Los autoproclamados racionalistas rechazan el pensamiento mágico (desconociendo los efectos de la Magia) pero utilizan el mismo método bajo otra denominación, cambiando esas palabras por: ‘confianza’ y ‘paciencia’.
X
Somos el cambio
La vida discurría por aquellos años tan sólo porque es lo que suele hacer... Allí me hallaba sentado y esgrimiendo una birome de trazo azul, divagando contra un poema inconcluso, batallándolo y recriminándole lo que me parecía una inadecuada elección de atavíos y, peor aún, un esqueleto que nació de la más engañosa falacia.
“Somos el cambio” me repetía tratando vanamente de convencerme, aunque más no sea por distracción, cuando en realidad creía encontrar mi propio ser en la inmutabilidad férrea de una piedra que se adjudica la eternidad, y mientras se erosiona haciéndose arena, va desconociendo a todos sus granos menos a uno, y dice entonces que lo único que cambió fue su tamaño.
Claro que por esos años estaba atravesando lo que más tarde reconocí como ignorancia, por no acudir a un término menos piadoso, y por respeto a esa persona que en realidad ni siquiera era yo, que soy el cambio: ese viento que quiebra las piedras, que las desgrana para luego agitarlas, mezclarlas y confundirlas… ah y, lo que más me gusta hacer, llevar a pasear sus partículas por los aires, y despeinar a los transeúntes que se creen piedra (y a los que van sin pelos hacerles cosquillas, o volarles el sombrero o la peluca).
Soy ese viento que no cesa. ¿Acaso seré la poesía batallada? ¿la del calumniado esqueleto y los irreverentes atuendos?
XII
Introducción al Manifiesto Femeninoista
XIII
Te aconsejo que no sigas mi consejo
XY
“Somos el cambio” me repetía tratando vanamente de convencerme, aunque más no sea por distracción, cuando en realidad creía encontrar mi propio ser en la inmutabilidad férrea de una piedra que se adjudica la eternidad, y mientras se erosiona haciéndose arena, va desconociendo a todos sus granos menos a uno, y dice entonces que lo único que cambió fue su tamaño.
Claro que por esos años estaba atravesando lo que más tarde reconocí como ignorancia, por no acudir a un término menos piadoso, y por respeto a esa persona que en realidad ni siquiera era yo, que soy el cambio: ese viento que quiebra las piedras, que las desgrana para luego agitarlas, mezclarlas y confundirlas… ah y, lo que más me gusta hacer, llevar a pasear sus partículas por los aires, y despeinar a los transeúntes que se creen piedra (y a los que van sin pelos hacerles cosquillas, o volarles el sombrero o la peluca).
Soy ese viento que no cesa. ¿Acaso seré la poesía batallada? ¿la del calumniado esqueleto y los irreverentes atuendos?
XI
Límite crítico de la hazaña volitiva
Olvidándose del factor temporal, que es sólo una dimensión ilusoria de la voluntad en movimiento, podés hacer lo que quieras, como quieras y con quién quieras; pero solamente pueden realizarse dos de estas opciones a la vez*. Que empiece el juego …que comience la función!
* No confundir la excepción considerada como ‘Estado de Plenitud Transficcional’ con el hackeo ilegal del sistema o su reprogramación intraficcional de nivel avanzado.
Nota anexa: ¿será ese Otro una proyección ilusoria de la subjetividad, y el mismísimo espacio un desdoblamiento de la dimensión temporal?
XII
Introducción al Manifiesto Femeninoista
Rescatar la validez de la construcción cultural de lo femenino como opción estética performativa no excluyente, de los vicios éticos del machocentrismo, como así también de los vicios iconoclastas del feminismo radicalizado, reconociendo que su expresión/adaptación más coherente/acertada es sobre la representación del cuerpo femenino, es lo que intentaré proponer en la siguiente exposición*.
* Fe de erratas:
donde dice ‘siguiente’
debe decir ‘previa’.
XIII
Te aconsejo que no sigas mi consejo
Bien sabido es que todos los consejos tienen su derivado contra-consejo (hay muchos ejemplos en la sabiduría popular, de los cuales no mencionaré ninguno en esta ocasión, pero pueden investigarlo a gusto&piacere), por eso lo importante no es el consejo sino su consejero:
en el instante en que alguien te sugiera uno, sólo hay ver de quién viene para analizar si corresponde seguirlo o si mejor atender a su contraparte, con la ayuda de la propia intuición y sobre todo bajo la propia responsabilidad.
XIV
Teoría de las interfaces amistosas
El felino, el niño, la mujer, el artista, el anarco… son seres salvajes que precisan de una interfaz amigable para adaptarse a un ambiente que no le es propio.
XV
Desdoblamiento psicológico de
las categorías
Las
categorías nos sirvieron para ordenar un espacio caótico y así contener
nuestras ansiedades primarias; nos dan seguridad para poder movernos entre lo
conocido. Pero una vez establecidas se vuelven rígidas y opresivas, la
seguridad nos hace extrañar la libertad del caos primigenio, y cualquier
movimiento inesperado es una excusa para boicotearlas.
Así las cosas, se busca
evitar la rigidez asfixiante mediante flexibilizaciones, deconstrucciones y
desdoblamientos varios, para esas categorías que ya no nos proveen de un orden
funcional sino que intuimos nos están distanciando de las múltiples
posibilidades de las indefiniciones del amigable caos.
Tomemos entonces un ejemplo que se orienta hacia esa dirección, y está exigiendo reconocimiento, con el consiguiente respeto y tolerancia hacia sus resultados. Tal el caso de la nueva teoría de los géneros de la sexualidad: que se separa del antiguo binomio de base biológica para incorporar la autopercepción, la disconformidad y otros aspectos personales, derivando en una multiplicidad de subcategorías, a la espera de que cada una tenga su nombre diferencial (para no entrar en las inconducentes discusiones y malentendidos a los que lleva el hecho de que un mismo nombre pasa a designar atributos diferentes según pasa de una subcategoría a otra). Tenemos aquí las siguientes ampliaciones: polos biológicos y sus intermedios, identidad autopercibida, orientación atractiva, expresión; y en donde cada resultado es fluctuante en el tiempo, como lo es el devenir de las pulsiones neuropsicológicas más íntimas.
Ampliemos esta consideración a otras taxonomías similares, las cuales involucran aspectos biológicos y sociales, también susceptibles de flexibilización psicológica. Tenemos así las cuestiones relativas a la clasificación de individuos según edades, etnia, profesión, nacionalidad, etc. Pensemos entonces la viabilidad lógica del siguiente caso: un adulto mayor, de descendencia afroamericana, doctorado en odontología, nacido y radicado en Brasil… bien puede autopercibirse como un niño asiático, gamer profesional y chileno… sentirse atraído por las cuestiones de la adolescencia deportiva anglosajona del país irlandés… pero expresarse como un adulto latino albañil viednamita*.
Tomemos entonces un ejemplo que se orienta hacia esa dirección, y está exigiendo reconocimiento, con el consiguiente respeto y tolerancia hacia sus resultados. Tal el caso de la nueva teoría de los géneros de la sexualidad: que se separa del antiguo binomio de base biológica para incorporar la autopercepción, la disconformidad y otros aspectos personales, derivando en una multiplicidad de subcategorías, a la espera de que cada una tenga su nombre diferencial (para no entrar en las inconducentes discusiones y malentendidos a los que lleva el hecho de que un mismo nombre pasa a designar atributos diferentes según pasa de una subcategoría a otra). Tenemos aquí las siguientes ampliaciones: polos biológicos y sus intermedios, identidad autopercibida, orientación atractiva, expresión; y en donde cada resultado es fluctuante en el tiempo, como lo es el devenir de las pulsiones neuropsicológicas más íntimas.
Ampliemos esta consideración a otras taxonomías similares, las cuales involucran aspectos biológicos y sociales, también susceptibles de flexibilización psicológica. Tenemos así las cuestiones relativas a la clasificación de individuos según edades, etnia, profesión, nacionalidad, etc. Pensemos entonces la viabilidad lógica del siguiente caso: un adulto mayor, de descendencia afroamericana, doctorado en odontología, nacido y radicado en Brasil… bien puede autopercibirse como un niño asiático, gamer profesional y chileno… sentirse atraído por las cuestiones de la adolescencia deportiva anglosajona del país irlandés… pero expresarse como un adulto latino albañil viednamita*.
Surge ahora un elemento cuantitativo: ¿cuánta tolerancia estaría Ud. dispuesta/o a tolerar?
* Estaríamos refiriéndonos en estos casos a autopercepciones transetáreas, transraciales, transprofesionales y transnacionales; como ejemplos ampliables a otras categorías.
Imaginemos algunas posibles implicaciones legales derivadas: tomemos de referencia un nuevo ejemplo, que podría ser la tribu 'furry' en una renovada modalidad extremista, como un caso de autopercepción transespecie. Pensemos ahora en la posibilidad de que la sociedad y sus innecesarias estructuras burocráticas: los Estados, le reconozcan sus derechos a diferenciar su condición de animales autopercibidos en sus documentos nacionales de identidad y pasaportes, alterar químicamente sus cuerpos para adecuarse a su identidad y atenderse en veterinarias.
Lo mismo podría pasar con las personas identificadas con plantas o minerales, y si extendemos el análisis a otros conceptos semióticos veremos que las disforias podrían ser virtualmente infinitas (claro que en esa extensión la palabra 'disforia' sería acusada de transfóbica por contener el prefijo 'dis', y lo mismo sucedería con el prefijo 'cis', y con tantas otras palabras y expresiones, en otra de las revisiones inquisitivas de los lenguajes y de las leyes gramaticales).
Llegaríamos entonces a la persona transindividuo, que no se reconoce como una unidad sino como una constelación de moléculas diseminadas por una amplia zona indefinida del espacio-tiempo, transportando programaciones químicas y actividades eléctricas como unas extensas nubes esponjosas sin límites precisos... ¿y acaso su percepción no estaría más cercana a la realidad, que la vetusta idea del 'individuo'?
* Estaríamos refiriéndonos en estos casos a autopercepciones transetáreas, transraciales, transprofesionales y transnacionales; como ejemplos ampliables a otras categorías.
Imaginemos algunas posibles implicaciones legales derivadas: tomemos de referencia un nuevo ejemplo, que podría ser la tribu 'furry' en una renovada modalidad extremista, como un caso de autopercepción transespecie. Pensemos ahora en la posibilidad de que la sociedad y sus innecesarias estructuras burocráticas: los Estados, le reconozcan sus derechos a diferenciar su condición de animales autopercibidos en sus documentos nacionales de identidad y pasaportes, alterar químicamente sus cuerpos para adecuarse a su identidad y atenderse en veterinarias.
Lo mismo podría pasar con las personas identificadas con plantas o minerales, y si extendemos el análisis a otros conceptos semióticos veremos que las disforias podrían ser virtualmente infinitas (claro que en esa extensión la palabra 'disforia' sería acusada de transfóbica por contener el prefijo 'dis', y lo mismo sucedería con el prefijo 'cis', y con tantas otras palabras y expresiones, en otra de las revisiones inquisitivas de los lenguajes y de las leyes gramaticales).
Llegaríamos entonces a la persona transindividuo, que no se reconoce como una unidad sino como una constelación de moléculas diseminadas por una amplia zona indefinida del espacio-tiempo, transportando programaciones químicas y actividades eléctricas como unas extensas nubes esponjosas sin límites precisos... ¿y acaso su percepción no estaría más cercana a la realidad, que la vetusta idea del 'individuo'?
XY
Z
A simple vista, todos compartimos los mismos valores ‘universales’ (“paz, amor y empatía” y esos slogans que suenan tan bonitos)… pero es en los casos extremos en donde se nos exige tomar decisiones que ponen en evidencia nuestros valores más profundos y arraigados, esos que dicen quiénes somos realmente…
Cuando se venga la Guerra Zombi*, y tu ser querido sea el que se transforme y te desconozca…
…¿te alejás corriendo desesperado/a
..o le pegás un palazo en la cabeza?,
…¿le recitás una poesía que intente alcanzar las fibras más íntimas de su memoria
..o llorás de la angustia?,
…¿esperás una curación milagrosa
..o dejás que en su enajenación vaya devorando tus sesos?
* No se nos olvide que llegado el momento, en la Guerra Zombi, todos podemos ser el zombi de otro.