sábado, 7 de mayo de 2016

La Historia de Historias Pendientes Volumen 4


Comenzaba el año 2016, el clima era otra vez de turbulencias sociales de las más variadas, hasta el punto que grácilmente subvertían palabras otrora honorables y honradas. Entre los sobrevivientes de los nuevos fines del mundo, algunas almas con hormigas en el intelecto se preguntaban vacilantes, mientras seguían intercambiando hojitas de a cientos y de a miles, ¿qué será de la vida de Historias Pendientes?... 


(¿resurgirá cual fénix entre los fuegos veraniegos?… ¿amarillentarán sus hojas de laureles otoñales?… ¿proseguirá una prolongada hibernación?… ¿o reflorecerá entre brisas primaverales?).



Diseminados por toda la ciudad y alrededores, estaban flotando como polutas caprichosas los retazos de esas respuestas, que luego el viento con sus mañas se encargaría de juntar. Desde fabuladoras pinturas murales que misteriosamente quedaban siempre con una pincelada pendiente, se iba cuajando una baba cinemática protoplasmática atravesando el velo del tiempo con un haz de luz decisivo.


Tan solo hizo falta que una mente cuasiesquizoide, oriunda del país que se complace con esporádicas visitas alicianas, y por sugerencia del hidalgo Caballero de las Letras, dejara por un rato libre al espíritu capaz de convocar a los cuatreros necesarios para esta osadía: candorosos emisarios que en la Búsqueda del Tesoro desafían las reglas establecidas (por no decir que hacen trampa) para así crear, multiplicar y compartir generosamente sus encuentros.







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