“ATRÁS QUEDAN LAS COMAS
ARRASADAS POR EL VÉRTIGO DE LAS PALABRAS DESCONOCIDAS, AQUELLAS QUE NUNCA
TUVIERON HOGAR Y SE ASENTARON EN EL HIELO DE LAS MIRADAS” (N. Rojo).
De nada sirve ya hablarle a un muñeco de trapo,
exponer las excusas cotidianas a un sustituto sin rostro, despojado de toda
chispa, de toda gracia divina; que aunque vista las ropas que tal vez conserven
el aroma de la ahora ausente, ya dejaron de serlo para convertirse en meros andrajos.
Cavilaba así mis oscuridades como el adicto a la
nicotina masca ese chicle que nunca alcanza a calmar su ansiedad, mientras
piensa frenéticamente en un oasis de tabaco, en idílicos tiempos pasados en los
cuales el humo del cigarro podía fluir libre y paradisíacamente por su interior
y ser exhalado en flotantes formas circulares que coronaban su satisfactorio
reposo de guerrero.
Pero qué voy a decirle a este muñeco inmóvil. Los
trastos de lo que fue distan tanto de lo que fue que dejan una mueca atroz, una
expresión de desgarro: el rotograbado facial que queda al anoticiarse uno de la
imposibilidad de huir de esa mirada sin rostro, que nos acusa desde sus paños.
Unas telas desgastadas que con fragancias familiares visten la nada, pues al sacarlas
desvistiendo al homúnculo, ya no quedaría muñeco que interpelar, y el perfume
se diluiría irreversiblemente.
Eso nos lleva a aferrarnos a esa última y bizarra
compañía, que algunos llaman recuerdos, y
que la insistencia del paso del tiempo va convirtiendo en patéticas figuras
inexpresivas, vacíos vestidos de trapos viejos, suvenires turísticos tan burdos
como burlones, que sin embargo nos negamos a desechar, transformándolos en
puentes que llevan a ningún lugar, puentes imposibles que aun así dan
testimonio de que alguna vez existió un otro
lado, y son ahora un monumento que nos mira en silencio.
“SIEMPRE ME CONMUEVE EL
SILENCIO, Y MAS CUANDO BROTAN DE LAS PALABRAS. EL SILENCIO ES A VECES COMO UNA
GUITARRA SOÑANDO UN SONIDO LENTAMENTE” (N. Rojo).
No hay comentarios.:
Publicar un comentario