viernes, 1 de abril de 2016

Muñeco de trapo


“ATRÁS QUEDAN LAS COMAS ARRASADAS POR EL VÉRTIGO DE LAS PALABRAS DESCONOCIDAS, AQUELLAS QUE NUNCA TUVIERON HOGAR Y SE ASENTARON EN EL HIELO DE LAS MIRADAS”  (N. Rojo).



De nada sirve ya hablarle a un muñeco de trapo, exponer las excusas cotidianas a un sustituto sin rostro, despojado de toda chispa, de toda gracia divina; que aunque vista las ropas que tal vez conserven el aroma de la ahora ausente, ya dejaron de serlo para convertirse en meros andrajos.

Cavilaba así mis oscuridades como el adicto a la nicotina masca ese chicle que nunca alcanza a calmar su ansiedad, mientras piensa frenéticamente en un oasis de tabaco, en idílicos tiempos pasados en los cuales el humo del cigarro podía fluir libre y paradisíacamente por su interior y ser exhalado en flotantes formas circulares que coronaban su satisfactorio reposo de guerrero.

Pero qué voy a decirle a este muñeco inmóvil. Los trastos de lo que fue distan tanto de lo que fue que dejan una mueca atroz, una expresión de desgarro: el rotograbado facial que queda al anoticiarse uno de la imposibilidad de huir de esa mirada sin rostro, que nos acusa desde sus paños. Unas telas desgastadas que con fragancias familiares visten la nada, pues al sacarlas desvistiendo al homúnculo, ya no quedaría muñeco que interpelar, y el perfume se diluiría irreversiblemente.

Eso nos lleva a aferrarnos a esa última y bizarra compañía, que algunos llaman recuerdos, y que la insistencia del paso del tiempo va convirtiendo en patéticas figuras inexpresivas, vacíos vestidos de trapos viejos, suvenires turísticos tan burdos como burlones, que sin embargo nos negamos a desechar, transformándolos en puentes que llevan a ningún lugar, puentes imposibles que aun así dan testimonio de que alguna vez existió un otro lado, y son ahora un monumento que nos mira en silencio.



“SIEMPRE ME CONMUEVE EL SILENCIO, Y MAS CUANDO BROTAN DE LAS PALABRAS. EL SILENCIO ES A VECES COMO UNA GUITARRA SOÑANDO UN SONIDO LENTAMENTE”  (N. Rojo).







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